Llovía.
Me asomé a la ventana: llovía.
Me encontré sola porque estaba tan triste como el día.
Salí a la calle y los chorretones me calaron toda.
Regresé a mi casa y entonces percibí alegría por mi cobijo.
Algunas veces es necesario salir de nuestro entorno para apreciarlo.
Siempre es bonito asomarse a la ventana y más en invierno, aunque sea por poco tiempo.
ResponderEliminarUn abrazo.