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Mostrando entradas de agosto, 2010

Tengo un problema

Durante el tiempo de verano, me dedico a leer. Siempre leo un libro tras otro hasta que el frío me hace cambiar de etapa y ¡zas!, se activa un resorte en mi cabeza o un cambio de chip; por eso a la hora de la verdad, tengo un gran cacao mental, porque mi cerebro está tan repleto de idas y venidas, que me cuesta discernir una trama de otra. Pero la verdad es que alguien hace mucho tiempo, me dijo que lo importante para hacerse escritor es leer y olvidar.  En el saco de nuestro intríngulis interior, se conoce y reconoce lo que hace falta para hacer el conglomerado de idéas que más tarde vamos a exponer en nuestras letras. Hago como los campesinos que rodean esta, mi casita del monte. Hago acopio para el invierno, ya que esta que narra, en el invierno se dedica a escribir, a verter su cosecha propia y adquirida. ¿Y dónde está el problema? Aquí. En la elección de las lecturas... y es que no quiero leer libros profundos con pensamientos idem, porque no deseo que influyan en esos que ya

Solamente una vez.

Te intuyo entre los sudores fríos que da la fiebre teñido todo con la languidez que da el dolor. Te siento perpetuo... en las dunas de mi Alma con sentimientos esos que vuelan tallando el corazón.

Oye, neña...

-Oye, neña... gústame muncho como me mires... -¿De verdá? Pero si nun veo ná. -¿Qué me tas llamandu, con eso de que non ves ná? ¿Pienses que soy invisible? -¡Qué va, Pachín!. Lo únicu que me pasa, ye que toy ciega... por desgracia. Haz munchos años que me dixeron que lo mío non tien remediu. -Ya dicia yo... pa una vez que me miren... no me ven. -Coses de la vida monín. Siéntolo más yo que tú. Pero que le voy facer... el destinu ye caprichosu.