Cosas de la vida-

 
 
 
 
 
 
Caminaba despacio, para percibir los aromas de la vida:
Ahora un olor a rosa, después a jarmín blanco, más tarde a aquel incienso que brota de una Iglesia...
 
Pero, llegó un tifón y me arrancó del suelo.
 
Ahora dormito después del centellazo.
 
Y en el duermevela de mis dolores pienso que la mejor lección es haber aprendido que los sentidos han de estar todos alerta.
 
No es buena cosa enaltecer a uno anulando a los otros. De este modo es posible que el norte se nos vaya.
 
Vale más un poco de mucho, que un mucho de uno solo.
 
Pienso, mientras medito aturdida pensándome subida en una parra.

Comentarios

  1. Me gusta tu entrada . Me has recordado las fábulas de Iriarte o Samaniego que siempre encerraban sabios consejos.
    ¡Precioso!
    un beso.

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  2. Es bonito eso de tener un poco de mucho que un mucho de uno solo.
    Un abrazo.

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