Divagaciones en una mañana de Febrero







Corrí hasta ti deseando ver la orilla nueva
Dudé... pero emprendí carrera sin mirar que los árboles y la misma hierba, quedaban arrasados bajo mis pies Atilianos.
Y llegue para ver, qué es eso que intuía adesde aquel lado oscuro en el que estaba.
No sé si era consciente o no de que mis pies se iban a doler y de que mi corazón no podría abrirse, por estar trotando de la larga carrera.
No vi un abrazo nuevo. Ni una sonrisa tan siquiera. Y cuando llegué a mirar la flor que parecía sonreírme desde la lejanía, me encontré que no era más que ese espejismo que ahora miraba en la otra orilla.

Aprendí una lección. La más hermosa lección que nadie en tertulias, ni en foros, ni en la misma Universidad me enseñó nunca:
Puedes pasar la vida tumbeándote, corriendo tras la Ardilla de los sueños, y no vas a alcanzarla.
Mírate, escúchate y así podrás Conocer, con sentimientos nuevos, el verdadero sentido de la Felicidad. Esa que vive en ti y que te habla de Amor.
Y cuando asumas tu grandeza , no has de correr cruzando la charcha con zancadas. 

Comentarios

  1. Hermosa lección la que aprendió la protagonista de tus letras.
    Un abrazo.

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