Mis dictados del Alma.







La Fuente es la misma para todos, pero cada uno vive según su sed le dicte.

Jesucristo bajó a la tierra con el fin de aunar pensamientos y sentimientos en una sola dirección, y ese rumbo conducía a su Padre, y Padre, Fuente o creador de todos los Universos.

Jesucristo sabía quién era y hasta donde iba a llegar, pero su mente humana hizo posible que viviera realidad del momento aun albergando el conocimiento pleno.

Habló, dijo, ungió, meditó, soñó, lloró en soledad y sobre todo, amó con la fuerza de su sublime sentimiento.

Fue desoído, fue vapuleado, torturado, incluso tachado de hechicero.

Él lo sabía ya cuando los destinos le participaron su viaje a la vida terrena.

Pero su mente humana, acondicionada a su presente, hizo posible que los pasos de su escalera fueran uno a uno, aunque conociera el avanzar por su destino, dentro de su Conocimiento.

Tuvo en su vida, discordias y pareceros adversos a unos y otros, pero su corazón, su Alma, todos Luz, jamás hicieron daño ni guardaron en su caja de emociones, sentimientos oscuros.

Sembró bien y sabiduría en todas direcciones, mientras vivía en vida humana.

Se sintió solo, tan solo como incomprendido. Intentó ajusticiar al malvado con palabras amorosas. Intentó amar a aquel que le hacía tortura, y amó aun sabiendo que la tortura culminaría con su muerte. Hizo milagros porque asumió sus capacidades.

Cumplió su pacto aun sabiendo que era terrible su destino.

Las bases de sus lecciones se sustentaban en, el Amor incondicional. La Paz que debía albergar el ser humano por sentirse amado. La Esperanza que debía albergar el ser humano al saberse Eterno, aunque tuviese aprendizaje adverso ya que la circunstancia era la necesaria para llegar a la evolución.

El Amor era su vara. La Palabra, su mensaje. La Mirada, su Paz y su camino, la Sabiduría.

Conoció dichas y desdichas. Disfrutó de días y de noches. Intentó hacer una ramo de violetas para adornar las vidas e hizo el ramo, pero las flores, desparramadas, fueron pisadas.

Dio su mensaje de Amor y Vida, sin distinción alguno entre unos y otros.

Amó sin importarle hacia donde iban ni de donde venían.

Sumó esfuerzos para que su gente cercana o lejana, pudiera ser feliz.

Increpó con Amor, situaciones hostiles, discusiones amargas, momentos de acritud…

No escribió jamás texto alguno. La Palabra era su única dicción.

No tenía miedo a lo que iba a acontecerle, porque su mente no recordara, su Yo sabía su vida y su muerte. Su comienzo en la tierra y su final.

Sus ojos miraron al cielo, en la cruz pintada de amargura y su mirada sintió de su presencia, mientras su entendimiento entonó un por qué.

Lideró grandes masas, acunó varios sueños, experimentó zozobras y todo tipo de sentimientos humanos, mientras su Alma volaba con la libertad y el Conocimiento de saber que todo era momento y nada de aquella oscura sensación era final.

Los ojos miraron a la tierra y un suspiro mirando a aquella gente, que chocaba sus manos con zafias sonrisas y carcajadas varias, se apiadó de todas las iras de la vida. Y un reflejo de duda viajó por su mente racional, pensando en no haber hecho lo pactado.

Pero su Alma le habló a su Corazón, y lo último que hizo en aquellos brazos abrazados a unos clavos, fue sonreír por su triunfo sobre las disparidades de credos y pesares que llevaba lo humano.

Y entonces vio el triunfo de la comprensión, palpada por haber vivido circunstancias humanas y haber comprendido a todo aquel que ignora y que no acierta a mirar con la claridad del Alma, porque sus ojos siguen viendo el muro que se levanta en el entendimiento.

Entonces, la sonrisa del brillo, despertó de su cuerpo mientras yacía hundido en la propia tierra anaranjada.

Y cuando regresó, supo que poco más debía ya hacer y dejó su estela de vida para que el ser humano supiera que no estaba solo. Que debía sentirse esperanzado, amado… arropado…

Que nada ni nadie podía hacer que el norte y el sur, el este y el oeste, se desunieran nunca.

Y cuando partió miró hacia atrás y un atisbo de pena inundó su partida porque ya con el vuelo libre de su Alma, mira que sus lecciones serían interpretadas de formas varias.

Y el cobijo sigue cobijando. Y el suspiro sigue dando aliento. Y los pasos siguen dictando los caminos. Y el Amor sigue bailando en la danza de la vida.

Pero, la ausencia de mirada, dificulta la evolución del ser humano, que busca Amor en esa sombra que proyecta el Sol.

Comentarios

  1. En estos días mi vida ha dado un cambio, siento que estamos en tiempos de estar dentro, de interiorizar y les puedo decir,como el filósofo: sólo se que no sé nada... no sé siquiera si voy a seguir escribiendo con frecuencia en mi Blog, he encomendado mi vida al Espíritu, a mi guía interna.
    Con las personas que tenemos algo pendiente, cerraremos el círculo, lo sé...
    Gracias por todo este tiempo que me ha hecho, desde este espacio, sentirme acompañada.
    Un abrazo de todo corazón, seguimos conectados en el corazón único. Namasté.

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